Sonetos /”Primer
día”
Inmóvil en la
luz, pero danzante,
tu movimiento a
la quietud que cría
en la cima del vértigo
se alía
deteniendo, no al
vuelo, sí al instante.
Luz que no se
derrama, ya diamante,
fija en la rotación
del mediodía,
sol que no se
consume ni se enfría
de cenizas y
llama equidistante.
Tu salto es un
segundo congelado
que ni apresura
el tiempo ni lo mata:
preso en su
movimiento ensimismado
tu cuerpo de sí
mismo se desata
y cae y se
dispersa tu blancura
y vuelves a ser
agua y tierra obscura.