¿ES QUE HACEMOS
LAS COSAS sólo para recordarlas?
¿Es que vivimos
sólo para tener memoria de nuestra vida?
Porque sucede
que hasta la esperanza es memoria y
que el deseo es
el recuerdo de lo que ha de venir.
¡Paraíso perdido será siempre el paraíso! A la sombra
de
nuestras almas se encontraron nuestros cuerpos y
se amaron. Se amaron con el amor que no tiene
palabras,
que tiene sólo besos. El amor que no deja rastro de
sí,
porque es como la sombra de una nube, la sombra fresca
y ligera en que se abren las rosas.
Sexo puro, amor puro. Limpio de engaños y emboscadas.
Afán del cuerpo solo que juega a morirse. Risa de dos,
como la risa del agua y del niño; la risa de la bestia
bajo
la lluvia que ríe.
Sobre tu piel llevas todavía la piel de mi deseo,
y mi cuerpo envuelto de ti, igual que de sal y de
olor.
¿En dónde estamos, desde hace tantos siglos,
llamándonos con tantos nombres Eva y Adán?
He aquí que nos acostamos sobre la yerba del
lecho,
en el aire violento de las ventanas cerradas,
bajo todas las estrellas del cuento a obscuras.