MI CORAZÓN EMPRENDE de mi cuerpo a tu cuerpo 

último viaje.

Retoño de la luz,                        

agua de las edades que en ti, perdida, nace.

Ven a mi sed. Ahora.

Después de todo. Antes.

Ven a mi larga sed entretenida

en bocas, escasos manantiales.

Quiero esa arpa honda que en tu vientre

arrulla niños salvajes.

Quiero esa tensa humedad que te palpita,  

esa humedad de agua que te arde.

Mujer, músculo suave.

La piel de un beso entre tus senos

de obscrecido oleaje                                    

me navega en la boca

y mide sangre.

Tú también. Y no es tarde.

Aún podemos morirnos uno en otro:     

es tuyo y mío ese lugar de nadie.       

Mujer, ternura de odio, antigua madre,

quiero entrar, penetrarte,

veneno, llama, ausencia,

mar amargo y amargo, atravesarte.

Cada célula es hembra, tierra abierta,

agua abierta, cosa que se abre.

Yo nací para entrarte.

Soy la flecha en el lomo de la gacela agonizante. 

Por conocerte estoy,

grano de angustia en corazón de ave.

Yo estaré sobre ti, y todas las mujeres

tengrán un hombre encima en todas partes.